Mientras me depila, la sra L pone su celular con la app de Teletrak a la cabecera de mis pies. Está por empezar la carrera de Concepción y ella -con el delantal blanco y sus rulos base- se desdobla entre su fanatismo y la cera caliente que puso sobre mi rodilla.
-¡Eso, corre Majestad!, dice la sra L de repente.
Ahí me doy cuenta que es el nombre de la yegua a la que apuesta. La Sandruca estuvo a punto de ganarle, dijo el relator. Yo sigo mirando mi rodilla.
La sra L se da vuelta y anota en un cuaderno el orden de llegada de los jinetes. Todo lo calculó con la carrera, alcanzando a quitarme la cera de la piel.
Algo más mijita?
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