Decepción en la casa de V.Huidobro




Entre las primeras letras que Vicente Huidobro escribió figura una reflexión que rezó a los ocho años, donde pedía a Dios algo así como "dejar de ser loco". El poeta aseguraba querer portarse bien, sin embargo "perdóname, pero siempre termino escuchando al ángel malo en vez del bueno", confesaba.

No es exactamente como lo escribió, pero más o menos eran las complicaciones morales de Vicente Huidobro a esa altura de la vida. Luego, vendrían determinaciones como la necesidad de ser comunista ante la realidad del mundo y la obligación de transformarse al anarquismo al conocer cómo funcionaba el partido.

"Quien haya estudiado a fondo el mundo actual no puede dejar de hacerse comunista. Quien haya estudiado bien el Partido Comunista no puede dejar de hacerse anarquista", lo cita Nicanor Parra en un discurso-poema para V.H.

Bastante puede saberse del poeta vanguardista leyendo su misma poesía y  la literatura que se ha escrito respecto a él. Por eso, decepciona entrar al reciente Museo de Vicente Huidobro en Cartagena. Y es que al parecer, tuvieron más cariño colocando la placa que atestigua "la inauguración de esta casa en el gobierno de Sebastián Piñera" .

Las fotos que acompañan el texto son algunos de los objetos colocados en un mínimo espacio del lugar. La entrada vale sobre 4 mil pesos y en el interior se disponen dos salas con paneles de información diseñada al estilo papelógrafos.

Recorriendo y leyendo los párrafos amontonados, la visita se entera de cosas cómo que Vicente y su familia se refugiaron en un campo cercano a Paris en la Primera Guerra Mundial. Así, recuperó del shock emocional a su hija, quien en ese entonces tenía seis o siete años y había perdido el habla con el miedo a los bombardeos.

Acontecimientos que si bien son interesantes, se pueden conocer en los anaqueles de la biblioteca. Al entrar, la desorientación es total, por lo menos podrían aplicar audioguías.

Pero no todo es tan malo. Al menos, de la visita a la casa- ubicada en la punta de Cartagena, se rescata el paisaje de la bahía. El consuelo de la brisa marina llega hasta ahí, porque unos pasos al costado está la tumba del poeta y ahí: otra vez decepción.

En el sepulcro del creacionista se reafirma la negligencia del museo. El lugar donde descansa el poeta está meado, con basura y hasta con restos de fogata.

No soy conocedora asidua de Huidobro, así que no les haré remate del texto con verso ni nada parecido. Yo sólo quería conocer su casa y viajé hasta el litoral para enterarme cómo vivió en la playa y todo esto fue lo que vi. Por eso, le digo al Museo: expliquen lo de Vicente Huidobro.








No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Comenta